Dónde quedó el arte si es que en algún momento estuvo en algún lugar. No vamos a hacer una revisión histórica de los papeles que ha jugado el arte a lo largo de los últimos 150 años en España, eso que cuenta los rancios libros de historia del arte que nunca son capaces de superar a Picasso, menudo fraude pseudo didáctico.
Consideramos que el arte y las personas que lo construyen son especialistas en la construcción de una esfera de lo humano que tiene un valor incalculable para todos, son tantos «actores» los que participan que es imposible abordarlo, pero representan el patrimonio residual del ámbito cultural que siempre estuvo ahí pero que nunca existió. Aquí en España jamás se le dado la importancia que requiere, incluso se podría llegar a decir que han sido maltratado década tras década. Que conste que no hablamos de las tradiciones, hablamos de otros esfuerzos completamente diferentes, las tradiciones tienen su valor y su función en cuanto a la convivencia social, pero cuando hablamos de arte hablamos de investigación, de exploración, de innovación, conceptos que gustan al modelo neoliberal por lo atractivo que puede llegar a suponer cuando aplicamos esta exploración al mercado sea el sector que sea.
La cultura, el arte, el patrimonio y las tradiciones culturales, son esferas diferentes pero igualmente ignoradas por las estructuras políticas que solo son capaces de aproximarse cuando ven un filón a «un evento» o a una «figura concreta», mientras tanto, mientras aparece la gallina de los huevos de oro, continúan vapuleando y estigmatizando a todos los agentes culturales.
Vayámonos a la figura clásica, el artista o el creativo, esa persona normalmente formada en multitud de disciplinas del conocimiento, lleno de talentos, trabajador y muy pasional con sus compromisos hasta el punto de priorizar ante cualquier otra circunstancia, incluso su calidad de vida, por lograr sus objetivos. Esta figura puede ser un actor, un músico, un diseñador, un novelista, un pintor, etc. Todos ellos construyen algo más que una imagen, construyen contenidos y construyen narrativas, construyen patrimonio real y actual, patrimonio vivo, lo que hace posible aquello que luego pasa a ser ocio cultural. Todos estos «agentes» rara vez lo veréis en los medios, no son nada interesantes en vida, son mucho más interesantes en muerte, pues cuando no estén tendrán todo tipo de reconocimientos, todo tipo de aplausos, nombres de calles y plazas de algunos pueblos o ciudades, y sus familiares podrían hasta hacerse millonarios, sin embargo, en vida, estas personas malvivieron estigmatizados por la «bohemia» y porque el mundo nunca estuvo preparado para él, porque sus mensajes podrían ser incómodos, por lo que se prefirió silenciarlos, al menos mientras estuvieron vivos.
No es extrañar que la figura del artista sea una figura despreciada por el ámbito político, en la mayoría de los casos, la figura del artista, se la puede definir por ser una persona a la que es difícil de engañar o incluso de sobornar, es por ello que las decisiones políticas nunca terminan de beneficiar el sector cultural, rara vez la política encuentran complices en los artistas, sin embargo la cultura como sector de consumo es cada vez más potente y reclamado socialmente pues el «ocio cultural» cada vez ocupa más espacio de la vida social al ser el único sector que no puede ser automatizado, por ser eso de que conserva algo que nos pertenece a todos.
El ámbito político español se encuentra en una encrucijada, por un lado observa expectante las posibilidades económicas de la cultura, y por otro lado actúa con precaución para no pillarse los dedos, y ante la incertidumbre la política se retuerce y dice que la cultura son los toros, la bandera, la semana santa, la caza, …, dándole una patada a todo lo demás, dándole una patada a más de 50 años de transformaciones artísticas/sociales/culturales en España, hablamos de comunidades y contextos completamente ignorados que siempre estuvieron ahí y que hacen posible la vida cultural en los pueblos y ciudades.
Queremos lanzar una pregunta a todos los agentes culturales, es una pregunta sencilla ¿qué pasaría en España si todos aquellos que hacen posible la vida cultura actual y que en la mayoría de los casos lo hacen gratuitamente dejarán de hacerlo? ¿Qué pasaría si todos esos actores que hacen teatro o cine prácticamente gratis dejaran de hacerlo? ¿Y si actuarán igual los artistas, los músicos o los escritores? La respuesta es sencilla, desaparecería de la noche a la mañana toda la agenda cultural del país. La revolución cultural todavía no ha llegado, el miedo una miseria mayor aun les puede a los creativos e intelectuales, pues el arte y la cultura, al igual que gran parte de las tradiciones, se mantienen gracias a la caridad de las personas que lo hacen posible.
Y ahora queremos lanzar un mensaje, paren y dejen de hacer el todo «gratis», paren de una vez, si, vosotros, los artistas, los diseñadores, los músicos, los escritores, los actores, y por supuesto, todas sus figuras intelectuales y divulgadoras dentro del ámbito de la crítica y los respectivos escaparates, dejen de hacer el todo gratis y comenzará la revolución, es lo que lleváis décadas reclamando, tener una vida digna viviendo de vuestros talentos, mientras tanto disfrutadlo en privado, pero no hagáis que vuestras vidas dependan de ello, no os quieren porque no os pagan lo que valéis.