Todos hemos escuchado en alguna ocasión la expresión «la paciencia es la virtud de todas las cosas» y nada más cierto si hablamos también de amor.
Bien sabemos que las relaciones de pareja no son fáciles, por supuesto, la atracción física es la base del deseo, a lo que añadir la atracción intelectual. Reconocido está que las parejas que comparten estímulos intelectuales disfrutan más de la compañía no solo en cuanto a convivencia sino en cuanto al sexo.
No obstante, los puntos de vistas, formación, experiencias, las herencias familiares y culturales pueden llegar a dinamitar una relación. En ocasiones, la mayoría de la personas dicen «cada vez me parezco más a mi padre» o «cada vez me parezco más a mi madre», en realidad, lo que esto pone de manifiesto es que heredamos parte de nuestra la personalidad en función de nuestras familias y contexto, en ocasiones, esto se convierte en un problema ya que por un lado o por otro, tratamos de imponer nuestro parecer a nuestro compañero o compañera emocional.
Dentro de un contexto de normalidad, lo razonable es tratar no imponer criterios al otro sin haberlos meditados, en ocasiones, creemos ser portadores de la verdad porque no solemos cuestionar nuestros hábitos, la clave para resolver los prejuicios es la «paciencia» cuidando no precipitarnos a riego de violentar la relación anteponiendo nuestros impulsos menos constructivos, por lo tanto, siempre es recomendable la meditación necesaria sobre la validez de nuestras posturas.
Lo que nunca se debemos hacer es encerrarnos en nuestros prejuicios y perder la capacidad de comunicación con la otra parte, dialogar y manifestar nuestras inseguridades con cariño al otro posibilitará el apoyo de tu pareja y que la otra parte comprenda los motivos de tus miedos.
Amar no es solo darte un buen revolcón, es comprender y estar al lado de tu pareja y pedir «bien» que la otra parte sea partícipe de un proyecto común que se construirá poco a poco. Jamás le pidas a tu pareja lo que por tus propios medios no sabes o no puedes lograr, del mismo modo jamás conviertas a tu pareja en el foco de tus frustraciones personales, con ello solo lograrás que tu relación se convierta en una relación de presiones innecesarias y de supervivencia emocional frustando los esfuerzos de la otra persona y los tuyos, y si había amor tornará en reproches ireales y la ruptura.
Con paciencia y alcanzando un buen nivel de comunicación y evitando romper la confianza de la pareja, disfrutaras en mayor medida de tu persona, de tu pareja, de tu espacio y tus proyectos personales, de los proyectos conjuntos y de las relaciones sexuales, se paciente, y ama bien.