Conciliación Laboral ¿Es posible?

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La conciliación de la vida profesional con la vida personal es una de las mayores preocupaciones para las personas, aquí los casos más comunes para personas que trabajan al menos 8 horas al día:

Parejas: La vida en pareja se hace muy compleja cuando ambos están trabajando, aun sin tener hijos, el principal problema es la carencia de tiempo y la sincronización del ritmo para pasar en pareja lo suficiente para cuidar la relación y que no se deteriore.

Personas sin pareja: se apoyan principalmente en las relaciones amistosas y puntuales. La falta de tiempo también limita la posibilidad de iniciar alguna relación más estable, en muchos casos, las relaciones personales son extensiones de las profesionales por ser los entornos más próximos.

Familias: Si la vida en pareja es compleja, con hijos es todo un arte, mantener la unidad familiar es muy complejo, ya que no solo se trata de sobrevivir sino de dar formación, cariño y estabilidad a los pequeños. En muchas ocasiones son los abuelos quienes asumen los roles de los padres por la imposibilidad de estos en cumplir con sus obligaciones familiares.

Empobrecimiento económico gradual.

Por muy obsoleto que sea el siguiente esquema que voy a mencionar es de valorar para reflexionar sobre ello. Hace 35 años aproximadamente la vida familiar era posible que se sustentará, no sin esfuerzo, con un solo sueldo, el que fuera él o ella es lo de menos, lo que si está claro es que con un solo sueldo y bien gestionado daba para mantener la unidad familiar, hoy día eso es imposible. ¿qué quiere decir esto? pues lo que significa, que lo que antes ganaba una persona, ahora hacen falta dos para ganarlo, así de claro, a los largo de los últimos 35 años la sociedad se ha transformado lo suficiente para empobrecernos a todos.

¿Somos presas de una estafa?

Pues claro que si, no hay negación posible, para muestra un botón: subida tarifas luz, agua, gas, carburantes, acceso a la vivienda, formación, sanidad, etc. A lo largo de 40 años de una democracia, poco a poco, los diferentes gobiernos, han permitido que los sueldos se mantuvieran bajos y los impuestos a las pymes y autónomos incrementaran año tras año. El problema no es la democracia, el problema es cuando «la democracia» está en manos de los poderosos y tras el telón queda las trampas. Mientras, poco a poco, se liberalizaban las sectores estratégicos a manos privadas multiplicando los costes de la actividad profesional y personal, en definitiva, el caudal de la economía del país pasa por unas pocas manos y  deja las migajas para el resto: trabajadores, pymes y autónomos.

Disponer de dinero es necesario.

Es una evidencia que hasta el más torpe sabe, el dinero no da la felicidad, pero ayuda. La felicidad la da la integridad, el amor, disponer de tiempo,  la amistad, el aprendizaje, eso es felicidad, y por mucho que no queramos, el dinero lo apuntala, en concreto el dinero nos da sobre todo tiempo y recursos que es la base de todas las cosas: disponer de tiempo para amar, cuidar, reflexionar, aprender y actuar.

¿Qué podemos hacer?

En primer lugar mantener la calma y no volcar las frustraciones sobre nosotros mismos como si se tratara de un fracaso propio,  o culpabilizar a nuestras parejas o a la propia familia. Debemos analizar qué hacemos mal y mejorar donde se pueda. Economizar y proponer objetivos, ser realistas y saber cuales son nuestras posibilidades. Estos aspectos son los que podemos controlar en cierta medida, del mismo modo que debemos apoyarnos en las personas cercanas sin abusar y eliminar todo deseo superfluo inalcanzable.

Muchas de las frustraciones son originadas por nosotros mismos y están basadas en querer copiar modelos de vida que nos son nuestros, en especial, los que nos muestran la publicidad y la televisión basura.

Una vez sentemos las bases de nuestra realidad y nuestras posibilidades debemos pasar a la valoración de las políticas que se llevan a cabo en el país, si nos ponen las cosas fáciles o difíciles, el qué hacen por nosotros se refiere a si mejoran nuestra calidad de vida en cuanto a costes de la vida (tarifas luz, agua, gas, carburantes, salarios, impuestos, vivienda, formación, sanidad, etc), bajo ningún concepto apoyar ninguna propuesta política que no mejore nuestra vidas claramente. Siempre acudir a las elecciones y ser contundente en el voto. Cualquier planteamiento político que limite nuestros derechos a una vida digna y con garantías en el tiempo es un planteamiento erróneo para la vida social en armonía.