Programas electorales y campañas políticas… ¿Deberían ser vinculantes?

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Las formaciones políticas en España no dejan de dar señales evidentes a la ciudadanía de que no están dispuestos a servir a quienes les votan.

Todos, en este país, hemos sufrido del desencanto de la política nacional o regional, para resumir pronto y claro, las promesas de los políticos rara vez se cumplen en la práctica una vez salen elegidos. 

Sirva simplemente de ejemplo lo siguiente, y que conste que no hay predilección por ninguna formación, simplemente me llama la atención lo sucedido, pues esto de los aparentes engaños electorales son muy habituales.

Durante la campaña andaluza, Juanma Moreno (PP) prometió «bajar masivamente los impuestos y prometio la creación de 600.000 empleo».

Es una evidencia que Andalucía sufre de una de las mayores tasas de paro de España y en relación a los impuestos, muchos son muy elevados. Ante un escenario así, es de cajón que cualquier andaluz normal que escuche una promesa como la realizada por el candidato del PP tienda a apoyar a Juanma Moreno.

Por lo que entendemos que, Juanma Moreno a través de una promesa a incitado el voto a su candidatura, que finalmente ha conseguido.

Hasta aquí todo correcto.

Recientemente, el nuevo consejero de economía de la Junta de Andalucía, Rogelio Velasco (C’s), ponía en duda las promesas de Juanma Moreno (PP) de crear 600.000 empleos en 4 años y lo manifestó así «Como tiremos de hemeroteca y pongamos con letras mayúsculas lo que todos los líderes o futuros ministros de Economía han prometido durante campaña electoral, le aseguro que no quedaría ni uno … eso es un lenguaje, una forma de expresarse durante una campaña electoral».

El nuevo consejero de economía de la Junta de Andalucía desmiente inicialmente que la promesa de Juanma Moreno (PP) sea aparentemente posible, ni es ni viable en cuanto a los impuestos, ni posible en cuanto a la creación de empleo.

Recordamos que la toma de posición del cargo por parte de Juanma Moreno como Presidente de la Junta de Andalucía, fue el viernes 18/01/2019. El nuevo consejero de economía de la Junta de Andalucía,  Rogelio Velasco, hace la declaración arriba indicada en la que desmiente la promesa de Juanma Moreno  el 14/02/2019, tan solo un mes después.

¿Qué sucede entonces? 

Yo he votado a este señor porque me prometió que trabajaría para bajar masivamente los impuestos y lograría la creación de 600.000 empleos. Vale que no consiga el 100% de la promesa, pero al menos un 80%. 

Si Juanma Moreno y su equipo no consiguen lo prometido en mayor medida, he de entender que Juanma Moreno a través de una promesa ha mentido para obtener un beneficio propio, lo que evidentemente supone beneficios tanto personales como para el colectivo dirigido por él.

Si el nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía hace lo que le viene en gana e incumple sus promesas solo se podrá valorar dentro de 4 años, y teniendo en cuenta la habilidad de los medios y los mismos partidos para difuminar sus acciones, no tendrán que asumir ninguna responsabilidad, y vuelta a empezar.

La pregunta es ¿Deberían ser vinculantes los Programas electorales y las campañas políticas?

Evidentemente si, y debería ser una consigna clara y contundente, y tipificado por la ley.

La secuencia del engaño es siempre la misma, da igual del partido del que se trate. La inexistencia de una ley que evite que las formaciones políticas hagan uso de una posible estafa premeditada convierte el mismo hecho de convocar elecciones y votar en un absoluto engaño. De nada sirve tener derecho al voto si este es papel mojado.

Según el Código Penal, el delito de estafa se contempla en el capítulo dedicado a las defraudaciones. Se comete un delito de estafa, cuando una persona que, con ánimo de lucro, utiliza el engaño para producir error en otra persona, induciéndola a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno. Evidentemente, esto se puede aplicar a un colectivo, incluso a todo un país.

Aplicar una legislación similar a los partidos políticos no sería complejo ni descabellado, simplemente, no se ha abordado el problema como un problema real cuando a todas luces que lo es.

Dentro de 4 años veremos los resultados y si, el caso expuesto, se trata o no de una estafa.

Démosle tiempo a Juamna Moreno y a Rogelio Velasco de cumplir con los objetivos, de no ser así, la repuesta ciudadana debería ser contundente.

Y por supuesto, urge la creación de una ley que tipifique como delito las estafa de las promesas electorales, lo que se pone en juego es la credibilidad y valor del voto durante las elecciones.